Montar una web es muy sencillo si se conocen los conceptos más sencillos y más básicos: qué es un dominio (y cómo registrarlo) y qué es un hosting. Ambos son las dos primeras cosas que deberemos tener en cuenta a la hora de montar cualquier servicio web, y es que si nos falta alguna de ellas no podremos seguir adelante.
El dominio es lo que primero recomendamos adquirir. Tiene un coste desde unos pocos céntimos hasta cientos de dólares, en función claro de la extensión que queramos usar. Tenemos extensiones como “.com”, “.es” o “.cat”, por poner ejemplos. El dominio es lo que “traduce” las IPs donde está alojada nuestra página web. De este modo, sin los dominios, tendríamos que usar una dirección IP y su uso sería mucho menos amigable.
Es mucho más fácil de recodar frases que números. Por lo tanto, gracias a esto somos capaces de conectarnos a una web tan solo memorizando su dominio (ejemplo.com) y no memorizando su IP (192.0.32.10.com). Otra de las ventajas que obtenemos con el uso de dominios es que de este modo por cada IP podremos alojar más de una web.
El hosting es un tipo servicio que nos permite almacenar nuestra web. Para que lo entendáis muy fácilmente, este concepto hace analogía a un hotel -host en inglés-. Cada cliente contrata una habitación. Ahora sustituimos los clientes por los webmaster y las habitaciones por el espacio que usa nuestra web en el servidor -lo que sería el hotel.
Cuando hablamos de web nos referimos a cualquier tipo de fichero. Puede ser vídeo, archivos de texto, o lo que sea. Y es que en un hosting podemos almacenar cualquier cosa, pero en esta entrada nos estamos enfocando en la creación de una web, por lo que es el propósito que le estamos dando.
Fuente: Rootear.com